Por Boris Barrera
El pasado martes 13 de mayo el Consejo Fiscal Autónomo (CFA), dio a conocer sus opiniones y recomendaciones a la Comisión Especial Mixta de Presupuestos del Congreso Nacional, instancia en la que se abordó, entre otros temas, el decreto de política fiscal que modificó el Gobierno para alcanzar la convergencia de las finanzas públicas en 2029 y estabilizar la deuda bruta. La presentación del CFA estuvo caracterizada por una visión parcial de la economía y cuestionamientos a la legalidad de algunas de sus propias recomendaciones.
Llama particularmente la atención en la presentación del CFA, su pronunciamiento sobre la contabilidad fiscal, materia que se encuentra fuera de sus atribuciones legales, y que nuestro sistema institucional decidió radicar en la Contraloría General de la República.
Otro elemento que despierta dudas fue su recomendación de suspender el decreto que fija metas fiscales realistas. Si bien la ley le permite al CFA referirse a las acciones correctivas, no autoriza que el Ejecutivo cambie sus metas. En el fondo, suspender la tramitación del decreto implicaría no cumplir la regla de responsabilidad fiscal, lo que añadiría incertidumbre a la economía.
Las recomendaciones del CFA se enmarcan en el paradigma neoliberal, que responde con recortes presupuestarios -que podría afectar la provisión de servicios sociales- abandonando otras alternativas, como, por ejemplo, reducir la elusión y evasión tributaria, que hoy alcanza el 46% del impuesto de las grandes empresas, para mejorar la recaudación y reducir el déficit fiscal.
Todo esto genera la impresión de que el CFA opera como una institución monolítica en donde no existe debate sobre las distintas visiones económicas y las posibilidades para enfrentar los desafíos fiscales. De esta forma, el CFA transmite una visión parcial y limitada de la economía.
La ciencia económica no es una ciencia natural exacta, sino una ciencia social cargada de supuestos políticos. Contrario a como algunos sostienen, la economía no puede separarse de la política. Para un mismo problema económico existen distintos análisis, interpretaciones, y, que, por lo tanto, deriva en diferentes recomendaciones y caminos posibles.
Reconocer esa diversidad de miradas que existe en el mundo científico y técnico, permite analizar los problemas que se presentan desde distintas perspectivas económicas, propiciando que los actores políticos puedan tomar las mejores decisiones. Fomentar ese debate fortalece, sin duda, nuestra democracia. En este sentido, preocupa que una institución como el Consejo Fiscal Autónomo, que debiera contribuir al debate plural desde la técnica, opte por cerrar filas en torno a una única perspectiva económica, limitando la deliberación pública y debilitando el rol que debería cumplir en una sociedad democrática: asesorar sin dogmas, con apertura y responsabilidad institucional.
Por Boris Barrera
Diputado
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