En un acto de profunda insensibilidad, las diputadas del Partido Social Cristiano, Sara Concha y Francesca Muñoz, desplegaron la bandera de Israel durante la Cuenta Pública del presidente Gabriel Boric, mientras el ejército israelí continúa su ofensiva en Gaza, donde unos 17 mil niños y niñas palestinas han sido asesinados, entre ellos 916 menores de un año. El gesto, acompañado de pañuelos celestes «pro vida», contrasta grotescamente con la realidad gazatí: niños quemados vivos, mutilados y muertos por desnutrición en medio de un sistema sanitario colapsado y un bloqueo humanitario criminal.
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El hecho fue comentado por Piensa Prensa en redes sociales: “Diputadas Social Cristianos, Sara Concha y Francesca Muñoz, exhiben la bandera de Israel, con el Pañuelo celeste -pro vida, al cuello. Mientras a esta hora, el ejército israelí está quemando vivo y despedazando a miles de niños palestinos #CuentaPública”.
Genocidio y crisis humanitaria en Gaza
Organismos humanitarios y organizaciones médicas internacionales han documentado una catástrofe sin precedentes. Cerca de 1,94 millones de gazatíes enfrentan inseguridad alimentaria crítica, 71.000 menores sufren desnutrición aguda y 14.000 están en riesgo inminente de muerte. La Asociación Española de Pediatría denuncia que impedir el acceso a alimentos y medicamentos viola la Convención de Derechos del Niño y el Derecho Internacional Humanitario. «La muerte por hambre es violencia deliberada», señalan. Mientras, Israel obstruye la entrada de camiones de ayuda, dejando solo el 10% de lo necesario.
El simbolismo de las diputadas no solo omite el genocidio, sino que lo normaliza. Francesca Muñoz, candidata presidencial, y Concha, presidenta del PSC, eligieron un momento en que el Gobierno y sectores políticos en Chile, transversalmente, han dado cuenta de la «desproporcionada operación militar israelí», para exhibir su apoyo a un Estado acusado por la ONU de crímenes de guerra. Su «defensa de la vida» resulta cínica cuando Gaza registra el mayor número de ataques a infraestructuras sanitarias del mundo, con 1.400 profesionales médicos asesinados.
La comunidad internacional ha condenado la obstrucción israelí a la ayuda, pero las parlamentarias chilenas prefirieron alinearse con el discurso de Netanyahu. Mientras la Defensa Civil gazatí reportaba 52 muertos en un solo día por bombardeos, ellas levantaban la bandera de un gobierno que, según la ONU, usa el hambre como «arma política».
Organizaciones de derechos humanos exigen medidas urgentes, como acceso irrestricto a ayuda, protección a hospitales y cumplimiento del derecho internacional. Las diputadas, en cambio, optaron por un guion de complicidad. Su gesto no es neutral: en un conflicto con 53.822 víctimas palestinas, tomar partido por el agresor es una forma de violencia simbólica.
El contraste no podría ser más crudo: en Chile, una bandera ondea en solidaridad con el opresor; en Gaza, niños mueren bajo escombros o agonizan sin medicamentos. Las «cristianas» Concha y Muñoz parecen olvidar que el mensaje central de su fe es compasión, no complicidad con el exterminio. Gaza clama al mundo, pero ellas eligieron sordera.
