En televisión abierta y horario prime, sin arrugarse, Johannes Kaiser señala que estaría dispuesto a dar un golpe de Estado “con todas sus consecuencias”. Esto significa torturas, violaciones, asesinatos y desapariciones forzadas.
Más de 40 mil personas fueron torturadas aplicando electricidad en todo su cuerpo, introduciendo ratones en las vaginas de mujeres detenidas, aplicando violación a través de perros amaestrados, colgamientos desde las muñecas durante horas, “submarino húmedo” introduciendo la cabeza de los detenidos en recipientes con orina y heces, o el “submarino seco” con bolsas de plástico para impedir que los detenidos pudieran respirar.
Los “defensores de la familia” también secuestraban a los familiares de los presos políticos, incluyendo a niños, niñas y cónyuges, e incluso los torturaban para que los presos hablaran. Los militares a cargo de las torturas violaron a las personas detenidas, incluyendo a embarazadas, a quienes torturaron hasta provocarles pérdidas. Incluso obligaron a prácticas incestuosas.
Durante la dictadura militar 150 niños fueron ejecutados en un universo superior a las dos mil personas asesinadas. Asimismo, más de mil detenidos desaparecidos existen hasta la fecha, con madres buscando por el desierto sus cuerpos, aunque gran parte de ellos fueron arrojados al mar por los militares para encubrir sus crímenes.
Estas son parte de las brutales consecuencias a las cuales está “dispuesto” Johannes Kaiser y también José Antonio Kast, quien en las últimas semanas ha tenido un discurso claro apoyando a los criminales de Punta Peuco, a quienes pretende indultar.
Estos golpistas pinochetistas piden credenciales democráticas a quienes padecieron la tortura, desaparición y muerte. Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en sus propios ojos. Sería bueno que repasaran las escrituras bíblicas, para ver si dejan de demostrar solo odio por el que piensa distinto y encuentran un poco de amor por el prójimo que los lleve a condenar las barbaries cometidas por la dictadura cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet.
Lo explícito de estas palabras sólo busca contribuir a dimensionar las consecuencias de la brutalidad que significan Johannes Kaiser y José Antonio Kast en la presidencia de la República.
