el 10% más adinerado causó dos tercios del calentamiento global desde 1990

El 10% más rico de la población es responsable de dos tercios del calentamiento global desde 1990, reveló un estudio divulgado esta semana.

La investigación que establece nuevas conexiones entre la desigualdad de emisiones según el nivel de ingresos y la injusticia climática fue publicado en la revista Nature Climate Change.

Según el informe, las personas más ricas del planeta –en emisión per cápita– han contribuido 6,5 veces más al calentamiento global que el promedio mundial, provocando sequías y olas de calor extremas en las regiones más vulnerables de la Tierra.

El estudio, que fue realizado por un equipo multidisciplinario de especialistas del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados de Laxenburg (IIASA), el Instituto de Ciencias Atmosféricas y Climáticas de Zúrich, la Universidad Humboldt de Berlín y la Universidad de Melbourne, plantea que el consumo y las inversiones de los ricos han tenido y tienen un impacto “desproporcionado” en los fenómenos meteorológicos extremos.

Mayor riqueza, mayor calentamiento global

Para el desarrollo de la investigación, los científicos emplearon un enfoque de atribución contrafactual basado en simulaciones climáticas, que les permitió traducir las trayectorias de emisiones en datos sobre temperatura, precipitaciones y sequías; para luego asociarlas con grupos geográficos segmentados por ingresos, y estimar su influencia en eventos climáticos extremos específicos.

A través de esta metodología pudieron concluir que en 2020, la temperatura media global fue 0.61 °C superior a la de 1990.

Según el equipo de investigadores el 65% de ese aumento se puede atribuir a las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el 10% más rico del planeta, cuyos ingresos anuales superan los 122,100 dólares.

La situación se hace más crítica en la medida que en que hay mayor poder adquisitivo. El 1% y el 0,1% más rico han contribuido 20 y 76 veces más, respectivamente, al calentamiento global que el promedio mundial.

Por si fuera poco, los integrantes de estos dos grupos influyeron 7 y 25 veces más, respectivamente, en la frecuencia de meses extremadamente calurosos en comparación con la era preindustrial.

“Nuestro estudio demuestra que los impactos extremos del clima no son simplemente consecuencia de emisiones globales abstractas. Podemos rastrearlos directamente hasta nuestro estilo de vida y nuestras decisiones de inversión, las cuales están estrechamente ligadas a la riqueza”, explicó Sarah Schöngart, investigadora del Instituto de Ciencias Atmosféricas y Climáticas de Zúrich y autora principal del estudio.

«Descubrimos que los emisores ricos desempeñan un papel importante en la conducción de los extremos climáticos», y eso «proporciona un fuerte apoyo a las políticas climáticas que apuntan a la reducción de sus emisiones», planteó.

Por su parte, Carl-Friedrich Schleussner, líder del Grupo de Investigación Integrada sobre Impactos Climáticos del IIASA, señaló que «si todos hubiéramos emitido como el 50% más pobre de la población mundial, el calentamiento adicional desde 1990 habría sido mínimo».

A su juicio, «corregir este desequilibrio es esencial para lograr una acción climática equitativa y efectiva».

Según la investigación, la situación se hace más crítica en la medida que en que hay mayor poder adquisitivo. El 1% y el 0,1% más rico han contribuido 20 y 76 veces más, respectivamente, al calentamiento global que el promedio mundial.

Responsabilidad ambiental de los más ricos

El estudio también se centra en las emisiones vinculadas a las inversiones financieras de las regiones más ricas.

Al respecto, señala que más allá del consumo individual, son responsables de una fracción significativa de los impactos climáticos globales identificados.

De acuerdo con los investigadores centrarse en los flujos financieros y las carteras de las personas con altos ingresos podría reportar beneficios sustanciales para el clima.

«Una acción climática que no tenga en cuenta las enormes responsabilidades de los miembros más ricos de la sociedad corre el riesgo de desaprovechar una de las palancas más poderosas de que disponemos para reducir los daños futuros», indicó Schleussner.

Los autores hacen hincapié en el papel del metano como agente clave del calentamiento a corto plazo, y proponen el diseño de políticas que redirijan los flujos financieros y establezcan impuestos globales sobre el patrimonio de los más adinerados, como una medida orientada a reducir la desigualdad en la responsabilidad climática.

Según los científicos, los resultados del estudio deben ser incluidos en los debates sobre justicia ambiental, financiamiento para pérdidas y daños, y estrategias de adaptación, ya que sus conclusiones pueden ayudar a poner en marcha instrumentos políticos progresistas dirigidos a las élites sociales.

«Este no es un debate académico: hablamos de los impactos tangibles de la actual crisis climática. Una política ambiental que no reconozca la enorme responsabilidad de los sectores más ricos corre el riesgo de ignorar uno de los mecanismos más eficaces para limitar los daños futuros”, enfatizó Schleussner, citada por el portal Wired.



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